El doctor Carlos
J. Finlay Barrés, al igual que el doctor Agramonte,
nació en la ciudad de Santa María del Puerto
Príncipe, actual Camagüey, treinta y cinco años
antes, el 3 de diciembre de 1833 y a diferencia de éste
en el seno de una familia extranjera, sin arraigo en nuestro
país. Su padre fue el doctor Edward Finlay y Wilson,
médico inglés, natural de la Ciudad de Hull,
condado de Yorkshire y su madre, Marie de Barrés de
Molard Tardy de Montravel, de origen francés, natural
de la isla de Trinidad.
No obstante desenvolverse en dicho medio familiar, el doctor
Finlay hijo, siempre se sintió muy cubano, dedicó toda
su vida a dar solución a los grandes problemas del cuadro
epidemiológico de nuestro país en su época,
hasta llegar a convertirse en un verdadero símbolo de
la medicina cubana y fundó una familia de gran arraigo
nacional en la que sobresalen, en el pasado, sus hijos Carlos
Eduardo, médico eminente, académico, Rector de
la Universidad de La Habana y Secretario de Sanidad y Beneficencia
y Frank Finlay Shine, que participó en la guerra independentista
de 1895-1898 y en el presente, su bisnieto Carlos M. Finlay
Villalvilla, médico investigador del Instituto de Medicina
Tropical Pedro Kourí de La Habana.
Aunque estudió parte de la instrucción primaria
en Francia y Alemania, la enseñanza secundaria en el
Liceo de Rouen, Francia y la carrera de medicina en el Jefferson
Medical College de Philadelphia, Estados Unidos de Norteamérica,
en Cuba es que se formó como investigador y donde realizó toda
su obra científica, asesorándose en algunas etapas
de su labor con grandes uras de las ciencias en el país,
como el químico José Luis Casaseca Silván,
el meteorólogo pbro. Benito Viñes y el naturalista
Felipe Poey Aloy y contar como único colaborador con
el doctor Claudio Delgado Amestoy.
Desde el 15 de marzo de 1857 en el que aprobó sus ejercicios
de reválida en la Real y Literaria Universidad de La
Habana hasta su muerte, los resultados de sus investigaciones,
que aportaron descubrimientos de la importancia de la teoría
metaxénica del contagio de enfermedades, el agente transmisor
de la fiebre amarilla y las medidas epidemiológicas
para la erradicación de la propia enfermedad, descubrimientos
por los que fue propuesto para el Premio Nobel de Fisiología
o Medicina, así como la confirmación de la transmisión
hídrica del cólera, fueron presentados ante las
dos más importantes instituciones científicas
del país, la Academia de Ciencias Médicas, Físicas
y Naturales de La Habana y la Sociedad de Estudios Clínicos
de La Habana y se publicaron en las principales revistas médicas
cubanas de la época como: Anales de la Academia de Ciencias
Médicas, Físicas y Naturales de La Habana; Crónica
Médico-Quirúrgica de La Habana; Gaceta Médica
de La Habana; La Enciclopedia; El Progreso Médico; Revista
de Ciencias Médicas; Revista de Medicina y Cirugía
de La Habana; Revista Médica de Cuba; Revista de Medicina
Tropical y Revista de la Asociación Médico-Farmacéutica
de la Isla de Cuba, lo que hace a esta obra científica
profundamente cubana.
Muchos de sus artículos aparecieron también
en importantes revistas de Europa y Norteamérica como:
Archives de Medicine Navale de París; The Journal
of the American Medical Association; National Board of Health
Bulletin; The American Journal of the Medical Sciences; The
Lancet of London; Boston Medical and Surgycal Journal; The
Climatologist; Edimburg Medical Journal y The Philadelphia
Medical Journal.
Lo más esencial de sus descubrimientos fue presentado
en eventos internacionales tan importantes como: la V Conferencia
Sanitaria Internacional, Washington en 1881; el Congreso
de Climatología, Chicago en 1893; el VIII Congreso
Internacional de Higiene y Demografía, Budapest en
1894; el III Congreso Pan-Americano, La Habana en 1901; el
Congreso Sanitario Internacional, La Habana en 1902; la Conferencia
de las Juntas de Sanidad de los Estados y de las Provincias
de la América del Norte, New Haven, Conn en 1902;
la I Convención General Sanitaria Internacional de
las Repúblicas de América, Washington en 1902;
la XXXI Reunión Anual de la Asociación Americana
de Salud Pública, Washington en 1903; el IV Congreso
Médico Pan-Americano, Panamá en 1905 y el XIV
Congreso Internacional de Higiene y Demografía, Berlín
en 1907. La más reconocida autoridad europea en fiebre
amarilla, el doctor Louis J. Béranger-Féraud,
comentó ampliamente y en forma elogiosa la obra del
doctor Finlay en varios capítulos de su clásico
libro Teoría y clínica de la fiebre amarilla,
París, 1890. Todo lo cual permite afirmar que los
descubrimientos del sabio cubano eran conocidos y valorados
favorablemente en medios científicos extranjeros de
muy alta calidad.
El doctor Finlay llegó a ocupar los más destacados
cargos de la salud pública cubana de su época:
Director Nacional de Sanidad, Presidente de la Junta Nacional
de Sanidad y Jefe de la Junta Municipal de Sanidad de La
Habana. En 1907 recibió la medalla "Mary Kingsley",
la más alta condecoración de la Escuela de
Medicina Tropical de Liverpool, Inglaterra, indiscutiblemente
la más importante institución de la infectología
en aquella época en el mundo, al reconocerlo como
descubridor del agente de transmisión de la fiebre
amarilla; un año después el gobierno francés
le otorgó la Orden de la Legión de Honor de
Francia y el gobierno interventor de los Estados Unidos en
Cuba lo nombró Presidente de Honor de la Junta Nacional
de Sanidad y Beneficencia al jubilarse en 1908.
Parte de su obra científica fue publicada en volumen
con el título Trabajos Selectos del Doctor Carlos
J. Finlay, La Habana, 1912, con unos "Apuntes biográficos" escritos
por el eminente sanitarista cubano doctor Juan Guiteras Gener.
Entre dichos trabajos aparecían recopilados sus inmortales
estudios: "El mosquito hipotéticamente considerado
como agente de transmisión de la fiebre amarilla" (1882), "Nuevos
datos acerca de la relación entre la fiebre amarilla
y el mosquito" (1882), "Fiebre amarilla experimental
comparada con la natural en sus formas benignas" (1884), "Estadísticas
de las inoculaciones con mosquitos contaminados en enfermos
de fiebre amarilla" (1891), "Transmisión
del cólera por medio de las aguas corrientes cargadas
de principios específicos" (1873), "Explicación
del cuadro de casos de cólera observados en el Cerro
desde noviembre 11 de 1867 hasta enero 29 de 1868" (1873)
y otros.
Cargado de legítimas glorias científicas y
con el reconocimiento agradecido de su pueblo y de la humanidad
falleció en La Habana el 20 de agosto de 1915. Muchos
años más tarde la Academia de Ciencias de Cuba
publicaba sus Obras Completas, La Habana, 1965-1981, en seis
tomos, lo que permite hoy el estudio exhaustivo de su producción
total, sin duda alguna el aporte más importante hecho
por un cubano en el campo de las ciencias médicas.
En 1904 el doctor Ronald Ross, médico inglés,
que había recibido el Premio Nobel en 1902 por su
descubrimiento del agente transmisor del paludismo, viajó al
istmo de Panamá y sostuvo largas conversaciones con
los doctores William C. Gorgas, Henry R. Carter, John W.
Ross y otros que habían de alguna manera participado
o eran testigos de los trabajos realizados en La Habana por
la IV Comisión del Ejército Norteamericano
para el Estudio de la Fiebre Amarilla y tuvo también
conocimiento de la labor científica del doctor Finlay,
por lo que propuso para el premio de 1905 al genial investigador
camagüeyano y al doctor Henry R. Carter, descubridor
del período de incubación extrínseca
de la fiebre amarilla. El premio se le concedió al
doctor Robert Koch, bacteriólogo alemán, junto
a Louis Pasteur, las dos más grandes uras de la bacteriología
mundial de todos los tiempos, descubridor entre otros de
los bacilos de la tuberculosis y del cólera y de los
postulados, que llevan su nombre, sobre si un agente biológico
es capaz o no de producir una enfermedad infecciosa.
El coronel doctor John W. Ross, jefe de sanidad de
la Armada de los Estados Unidos propuso el 27 de
noviembre de 1905
al doctor Finlay para el premio de 1906 y un poco
después
el 9 de enero de 1906 incluyó al doctor Henry R. Carter.
El premio se otorgó compartido a los doctores Camillo
Golgi, histólogo italiano y Santiago Ramón
y Cajal, histólogo español, por sus aportes
al conocimiento de la estructura del sistema nervioso.
El doctor Carl Sundberg, miembro del Comité del Premio,
repitió la propuesta de los doctores Finlay y Carter
para el premio de 1907, pero ese año se le concedió al
doctor Charles Louis Alphonse Laveran, inmortal médico
francés, por su descubrimiento de uno de los hematozoarios
o plasmodium del paludismo en 1880.
Para el premio de 1912 el profesor Braut Paes
Lewe, de la Facultad de Medicina de Río de Janeiro, Brasil, propuso
nuevamente al doctor Finlay y para ese mismo premio el doctor
Laveran propuso a los doctores Finlay y Agramonte, a este último
por ser el único sobreviviente en esos momentos de
la IV Comisión Americana. Lo obtuvo ese año
el doctor Alexis Carrell, fisiólogo y cirujano francés,
por sus procedimientos hemostáticos de suturas de
los vasos sanguíneos, sus tratamientos de las heridas,
tratamiento para fijar injertos sobre una superficie ulcerada
y por sus estudios sobre injertos de tejidos en general.
El doctor Carrell también es autor del famoso libro
La incógnita del hombre.
El doctor Laveran repitió su propuesta de los doctores
Finlay y Agramonte para los premios de 1913, 1914 y 1915.
La muerte del sabio cubano el 20 de agosto de ese último
año hizo que el sabio francés cesara en sus
propuestas y que el descubrimiento del agente intermediario
de la fiebre amarilla dejara también de ser posible
motivo de un premio Nobel. En 1913 se le concedió a
Charles Robert Richet, fisiólogo francés, por
sus estudios sobre anafilaxia, regulación térmica
de los animales homotermos y por sus descubrimientos de las
propiedades diuréticas de los azúcares; en
1914 al doctor Robert Bárány, otólogo
y patólogo austríaco, por sus aportes en el
estudio del aparato vestibular y los procesos o cuadros patológicos
radicados en el mismo y no se concedió por la primera
guerra mundial en 1915, ni tampoco en 1916, 1917 y 1918.
El erudito historiador médico cubano doctor Rodolfo
Tro Pérez en su estudio "Las ideas del contagio
de enfermedades a través de mosquitos. Carlos J. Finlay
y sus precursores", afirma que el doctor Patrick Manson,
tropicalista inglés de prestigio mundial, entre otros,
por su descubrimiento del agente de transmisión de
la filaria Wuchereria bancrofti, propuso también al
doctor Finlay, sin mencionar el año, pero esta nominación
no es citada por el doctor del Regato.