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Abril 15, 2025

 
Dr. Carlos J. Finlay Barrés

El doctor Carlos J. Finlay Barrés, al igual que el doctor Agramonte, nació en la ciudad de Santa María del Puerto Príncipe, actual Camagüey, treinta y cinco años antes, el 3 de diciembre de 1833 y a diferencia de éste en el seno de una familia extranjera, sin arraigo en nuestro país. Su padre fue el doctor Edward Finlay y Wilson, médico inglés, natural de la Ciudad de Hull, condado de Yorkshire y su madre, Marie de Barrés de Molard Tardy de Montravel, de origen francés, natural de la isla de Trinidad.

No obstante desenvolverse en dicho medio familiar, el doctor Finlay hijo, siempre se sintió muy cubano, dedicó toda su vida a dar solución a los grandes problemas del cuadro epidemiológico de nuestro país en su época, hasta llegar a convertirse en un verdadero símbolo de la medicina cubana y fundó una familia de gran arraigo nacional en la que sobresalen, en el pasado, sus hijos Carlos Eduardo, médico eminente, académico, Rector de la Universidad de La Habana y Secretario de Sanidad y Beneficencia y Frank Finlay Shine, que participó en la guerra independentista de 1895-1898 y en el presente, su bisnieto Carlos M. Finlay Villalvilla, médico investigador del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí de La Habana.

Aunque estudió parte de la instrucción primaria en Francia y Alemania, la enseñanza secundaria en el Liceo de Rouen, Francia y la carrera de medicina en el Jefferson Medical College de Philadelphia, Estados Unidos de Norteamérica, en Cuba es que se formó como investigador y donde realizó toda su obra científica, asesorándose en algunas etapas de su labor con grandes uras de las ciencias en el país, como el químico José Luis Casaseca Silván, el meteorólogo pbro. Benito Viñes y el naturalista Felipe Poey Aloy y contar como único colaborador con el doctor Claudio Delgado Amestoy.
Desde el 15 de marzo de 1857 en el que aprobó sus ejercicios de reválida en la Real y Literaria Universidad de La Habana hasta su muerte, los resultados de sus investigaciones, que aportaron descubrimientos de la importancia de la teoría metaxénica del contagio de enfermedades, el agente transmisor de la fiebre amarilla y las medidas epidemiológicas para la erradicación de la propia enfermedad, descubrimientos por los que fue propuesto para el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, así como la confirmación de la transmisión hídrica del cólera, fueron presentados ante las dos más importantes instituciones científicas del país, la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana y se publicaron en las principales revistas médicas cubanas de la época como: Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana; Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana; Gaceta Médica de La Habana; La Enciclopedia; El Progreso Médico; Revista de Ciencias Médicas; Revista de Medicina y Cirugía de La Habana; Revista Médica de Cuba; Revista de Medicina Tropical y Revista de la Asociación Médico-Farmacéutica de la Isla de Cuba, lo que hace a esta obra científica profundamente cubana.

Muchos de sus artículos aparecieron también en importantes revistas de Europa y Norteamérica como: Archives de Medicine Navale de París; The Journal of the American Medical Association; National Board of Health Bulletin; The American Journal of the Medical Sciences; The Lancet of London; Boston Medical and Surgycal Journal; The Climatologist; Edimburg Medical Journal y The Philadelphia Medical Journal.

Lo más esencial de sus descubrimientos fue presentado en eventos internacionales tan importantes como: la V Conferencia Sanitaria Internacional, Washington en 1881; el Congreso de Climatología, Chicago en 1893; el VIII Congreso Internacional de Higiene y Demografía, Budapest en 1894; el III Congreso Pan-Americano, La Habana en 1901; el Congreso Sanitario Internacional, La Habana en 1902; la Conferencia de las Juntas de Sanidad de los Estados y de las Provincias de la América del Norte, New Haven, Conn en 1902; la I Convención General Sanitaria Internacional de las Repúblicas de América, Washington en 1902; la XXXI Reunión Anual de la Asociación Americana de Salud Pública, Washington en 1903; el IV Congreso Médico Pan-Americano, Panamá en 1905 y el XIV Congreso Internacional de Higiene y Demografía, Berlín en 1907. La más reconocida autoridad europea en fiebre amarilla, el doctor Louis J. Béranger-Féraud, comentó ampliamente y en forma elogiosa la obra del doctor Finlay en varios capítulos de su clásico libro Teoría y clínica de la fiebre amarilla, París, 1890. Todo lo cual permite afirmar que los descubrimientos del sabio cubano eran conocidos y valorados favorablemente en medios científicos extranjeros de muy alta calidad.

El doctor Finlay llegó a ocupar los más destacados cargos de la salud pública cubana de su época: Director Nacional de Sanidad, Presidente de la Junta Nacional de Sanidad y Jefe de la Junta Municipal de Sanidad de La Habana. En 1907 recibió la medalla "Mary Kingsley", la más alta condecoración de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, Inglaterra, indiscutiblemente la más importante institución de la infectología en aquella época en el mundo, al reconocerlo como descubridor del agente de transmisión de la fiebre amarilla; un año después el gobierno francés le otorgó la Orden de la Legión de Honor de Francia y el gobierno interventor de los Estados Unidos en Cuba lo nombró Presidente de Honor de la Junta Nacional de Sanidad y Beneficencia al jubilarse en 1908.

Parte de su obra científica fue publicada en volumen con el título Trabajos Selectos del Doctor Carlos J. Finlay, La Habana, 1912, con unos "Apuntes biográficos" escritos por el eminente sanitarista cubano doctor Juan Guiteras Gener. Entre dichos trabajos aparecían recopilados sus inmortales estudios: "El mosquito hipotéticamente considerado como agente de transmisión de la fiebre amarilla" (1882), "Nuevos datos acerca de la relación entre la fiebre amarilla y el mosquito" (1882), "Fiebre amarilla experimental comparada con la natural en sus formas benignas" (1884), "Estadísticas de las inoculaciones con mosquitos contaminados en enfermos de fiebre amarilla" (1891), "Transmisión del cólera por medio de las aguas corrientes cargadas de principios específicos" (1873), "Explicación del cuadro de casos de cólera observados en el Cerro desde noviembre 11 de 1867 hasta enero 29 de 1868" (1873) y otros.
Cargado de legítimas glorias científicas y con el reconocimiento agradecido de su pueblo y de la humanidad falleció en La Habana el 20 de agosto de 1915. Muchos años más tarde la Academia de Ciencias de Cuba publicaba sus Obras Completas, La Habana, 1965-1981, en seis tomos, lo que permite hoy el estudio exhaustivo de su producción total, sin duda alguna el aporte más importante hecho por un cubano en el campo de las ciencias médicas.

En 1904 el doctor Ronald Ross, médico inglés, que había recibido el Premio Nobel en 1902 por su descubrimiento del agente transmisor del paludismo, viajó al istmo de Panamá y sostuvo largas conversaciones con los doctores William C. Gorgas, Henry R. Carter, John W. Ross y otros que habían de alguna manera participado o eran testigos de los trabajos realizados en La Habana por la IV Comisión del Ejército Norteamericano para el Estudio de la Fiebre Amarilla y tuvo también conocimiento de la labor científica del doctor Finlay, por lo que propuso para el premio de 1905 al genial investigador camagüeyano y al doctor Henry R. Carter, descubridor del período de incubación extrínseca de la fiebre amarilla. El premio se le concedió al doctor Robert Koch, bacteriólogo alemán, junto a Louis Pasteur, las dos más grandes uras de la bacteriología mundial de todos los tiempos, descubridor entre otros de los bacilos de la tuberculosis y del cólera y de los postulados, que llevan su nombre, sobre si un agente biológico es capaz o no de producir una enfermedad infecciosa.

El coronel doctor John W. Ross, jefe de sanidad de la Armada de los Estados Unidos propuso el 27 de noviembre de 1905 al doctor Finlay para el premio de 1906 y un poco después el 9 de enero de 1906 incluyó al doctor Henry R. Carter. El premio se otorgó compartido a los doctores Camillo Golgi, histólogo italiano y Santiago Ramón y Cajal, histólogo español, por sus aportes al conocimiento de la estructura del sistema nervioso.

El doctor Carl Sundberg, miembro del Comité del Premio, repitió la propuesta de los doctores Finlay y Carter para el premio de 1907, pero ese año se le concedió al doctor Charles Louis Alphonse Laveran, inmortal médico francés, por su descubrimiento de uno de los hematozoarios o plasmodium del paludismo en 1880.

Para el premio de 1912 el profesor Braut Paes Lewe, de la Facultad de Medicina de Río de Janeiro, Brasil, propuso nuevamente al doctor Finlay y para ese mismo premio el doctor Laveran propuso a los doctores Finlay y Agramonte, a este último por ser el único sobreviviente en esos momentos de la IV Comisión Americana. Lo obtuvo ese año el doctor Alexis Carrell, fisiólogo y cirujano francés, por sus procedimientos hemostáticos de suturas de los vasos sanguíneos, sus tratamientos de las heridas, tratamiento para fijar injertos sobre una superficie ulcerada y por sus estudios sobre injertos de tejidos en general. El doctor Carrell también es autor del famoso libro La incógnita del hombre.

El doctor Laveran repitió su propuesta de los doctores Finlay y Agramonte para los premios de 1913, 1914 y 1915. La muerte del sabio cubano el 20 de agosto de ese último año hizo que el sabio francés cesara en sus propuestas y que el descubrimiento del agente intermediario de la fiebre amarilla dejara también de ser posible motivo de un premio Nobel. En 1913 se le concedió a Charles Robert Richet, fisiólogo francés, por sus estudios sobre anafilaxia, regulación térmica de los animales homotermos y por sus descubrimientos de las propiedades diuréticas de los azúcares; en 1914 al doctor Robert Bárány, otólogo y patólogo austríaco, por sus aportes en el estudio del aparato vestibular y los procesos o cuadros patológicos radicados en el mismo y no se concedió por la primera guerra mundial en 1915, ni tampoco en 1916, 1917 y 1918.

El erudito historiador médico cubano doctor Rodolfo Tro Pérez en su estudio "Las ideas del contagio de enfermedades a través de mosquitos. Carlos J. Finlay y sus precursores", afirma que el doctor Patrick Manson, tropicalista inglés de prestigio mundial, entre otros, por su descubrimiento del agente de transmisión de la filaria Wuchereria bancrofti, propuso también al doctor Finlay, sin mencionar el año, pero esta nominación no es citada por el doctor del Regato.

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